El Bazo es un órgano del sistema retículo-endotelial, relacionado con el sistema de defensa del organismo, ya que crea antígenos y anticuerpos, por lo que su extracción sistemática, como ocurría antaño, es una práctica que se ha abandonado. Al ser un órgano macizo, muy vascularizado y muy bien fijado a otras estructuras, es altamente propenso a romperse en traumatismos relacionados con accidentes de tráfico.
Se encuentra localizado en el hipocondrio izquierdo, junto al estómago y conectado a él por el ligamento gastro-esplénico y mediante las llamadas venas cortas o vasos breves; también se fija mediante el ligamento espleno-cólico al ángulo esplénico del colon, y hacia atrás, mediante el ligamento espleno-renal, al riñón izquierdo.
El Bazo está irrigado por la arteria esplénica, que al entrar en el ileo, se divide en 3 ramas (superior, media e inferior); gracias a esta distribución, en caso de ser posible, se puede salvar parte del Bazo en vez de extraerlo completamente.
En el Bazo se distinguen dos regiones, la médula roja, situada en los finales de las arterias y llamada así ya que existen unos acúmulos llamados corpúsculos rojos (cordones de Bilroth), que es donde los hematíes envejecidos son destruidos, y una región llamada linfoide o de corpúsculos blancos, que es donde se crean los anticuerpos. De hecho, el Bazo es el mayor órgano o ganglio linfoide del organismo.
Su color es marrón, y está recubierto por una cápsula; en su cara posterior encontramos al riñón y glándula suprarrenal izquierda; en su cara interna, linda con la cola del páncreas y la curvatura mayor del estómago; en su borde inferior, con el ángulo esplénico del cólon; en su cara anterosuperior, con el hemidiafragma izquierdo y las últimas costillas.