Solo uno más

Archivo de octubre de 2009

Es Agosto en una pequeña ciudad de costa; la ciudad parece desierta, apenas hay movimiento.

La gente está triste y desanimada. Todos tienen deudas y viven a base de créditos, pedir prestado y ayudas sociales.

Por fortuna, llega un ruso forrado y entra en un pequeño hotel con encanto ya que necesita pasar la noche en la ciudad. Pone un billete de 100€ en el mostrador de recepción y sube a ver las habitaciones.

El jefe del hotel coge el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.

El carnicero coge el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.

El de la granja se da prisa en ir a pagar lo que le debe al proveedor de pienso para animales.

El del pienso coge el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con la prostituta a la que hace tiempo que no paga… en tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.

La prostituta coge el billete y sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado.

En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, coge el billete y se va de la ciudad.

Nadie ha ganado un duro, pero todos han cobrado su deuda. Ahora la ciudad mira el futuro con confianza.

Moraleja: Circulando el dinero, se acaba la crisis.

No suelo escribir de asuntos demasiado personales, pero necesito vuestro consejo en lo que puede ser una decisión crucial.

Desde hace un tiempo sospecho que mi pareja me engaña… ya sabéis, las cosas típicas como esas llamadas a casa que cuando descuelgas no contesta nadie… o que ella sale mucho últimamente con amigas, pero aunque me intereso por sus nuevas amistades o le pregunto sus nombres me dice que no las conozco, que son amigas del trabajo.

Hay noches en las que me quedo despierto para verla llegar en taxi, pero ella baja por la calle a pie y a lo lejos escucho un coche alejarse del que se ha bajado a la vuelta de la esquina… ¿quizás no volvió en taxi? .

El otro día sin ir más lejos cogí su móvil sólo para mirar la hora y se puso como loca gritándome que nunca cogiera otra vez su móvil y que si la estaba espiando.

Estoy pasándolo fatal, y aunque creo que en el fondo no quiero saber la verdad, aprovechando que anoche ella volvía a salir, decidí que iba a seguirla, así que caminé discretamente a su zaga, hasta que llegó un coche con otro tío a recogerla… al subir,  le besó apasionadamente y yo tuve hasta que agacharme para que no me vieran al pasar, con tan mala suerte, que le di un golpe al reloj contra la acera.

Mi pregunta es… lo llevaríais al SAT o comprobaríais antes su estado de marcha unos días?… gracias por leer hasta aquí.

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¡posiiiiiiiiiiii!, finalmente ya soy el feliz propietario de «la leyenda» 😀 un raro y descatalogado ejemplar de Speedmaster Profesional (el único reloj en pisar la Luna y el único autorizado por la NASA para las misiones fuera del transbordador espacial), con plexiglas por delante y cristal de zafiro por detrás, que permite ver todas sus tripillas.

ains, estoy tan contentuno que lo voy a presentar en sociedad:

Aunque ya verás lo que tardo en cambiarle los pantalones para que me acompañe en otras circunstancias (que no todo va a ser usarlo para ir a la Luna). y es que todo le queda bien al muchacho este, desde el armis de acero, pasando por todo tipo de correas, las de piel, cocodrilo, caucho, velcro (la que usan los astronautas para fijarlo por fuera del traje) etc.

Para saber más