Archivo de agosto de 2009

muertos con solera II

Rasputín 1872-1916, que respondía al nombre de Grigori Efimovich Rasputín, era un monje bastante espabilado, famoso por su querencia a la facción femenina de la corte, y la fantástica influencia que ejercía sobre la familia imperial rusa de Nicolás II.

El caso es que este hombre, de orígenes humildes, a base curaciones y predicciones bastante cuestionables, había llegado a alcanzar unas cotas de poder inimaginables en la corte, lo cual molestaba sobremanera a los aristócratas de la época, que cansados de tanta tontería, decidieron que ya era hora de despacharle de una vez por todas, así que la noche del 31 de diciembre de 1916 le invitaron a una cena, y condimentaron sin reparos con cianuro los platos destinados al molesto invitado, pero bien sea porque la cantidad fuera insuficiente, porque el hombre comió poco o por su conocida afición por la cerveza (la hidroxicobalamina o vitamina B12 tiene mayor afinidad que el cianuro por las citocromo oxidasa y en unión de ambos compuestos, se forma cianocobalamina, que se elimina vía renal), el caso es que el hombretón no tuvo la decencia de palmar como se esperaba.

Visto que la cosa no funcionaba, uno de los comensales decidió dejar a un lado las buenas maneras a la mesa, y tras levantarse, le pegó un tiro a quemarropa… el problema es que el proyectil no interesó ningún órgano vital, así que asustado por la detonación o indignado por los modales de sus anfitriones, optó poner pies en polvorosa.

Llegados a este punto, y supongo que molestos por el precio de la cena, los aristócratas no se quedaron ni a los postres, y salieron corriendo detrás de Rasputín, hasta darle alcance, y una vez lo tuvieron frente a frente, le dispararon nuevamente, y ciegos de ira, se despacharon a gusto también, sacudiéndole repetidamente en la cabeza a base de palos y patadas.

Lo que quedó de él no era precisamente bonito de ver, así que tras unos instantes de indecisión, finalmente pensaron que lo mejor sería lanzarlo a las gélidas aguas del río Neva, y así lo hicieron.

Cuando le descubrieron, se le realizó la autopsia, y contra todo pronóstico, no había muerto ni envenenado, ni por disparos, ni por la paliza, ni helado, había muerto ahogado, al menos así se desprendía en el informe que indicaba que había agua en sus pulmones.

Si esto no fuera suficiente tormento, añadiré que corrió la voz de que su cuerpo había sido enterrado junto a un pequeño tesoro de oro, lo que unido a la inestabilidad del país, hizo que finalmente se exhumaran sus restos, y terminaran incinerándole, aunque al hacerlo, resultó que el picaro monje tenía amputado su miembro viril, de lo cual era fácil darse cuenta, ya que un órgano superlativo de 26cm como el suyo, deja un vacío nada despreciable.

Nunca se supo si el médico que realizó la autopsia, su hija o una de sus amantes fue el artífice de la mutilación, pero el pene, convenientemente conservado, tras pasar a formar parte del patrimonio de un anticuario de París, finalmente terminó en la consulta de un urólogo y sexólogo en San Petesburgo y actualmente se exhibe en lo que se ha dado en llamar el primer museo erótico de Rusia.

pene_rasputin

Nota: En 2007 la Comisión Europea autorizó el primer antídoto contra el cianuro, la hidroxocobalamina (Cyanokit) (web http://www.cyanokit.com), y según información a la que ha tenido acceso el que suscribe, dado que tiene un coste tan prohibitivo, el año pasado, únicamente existían dos dosis disponibles en cada uno de los dos grandes hospitales de la isla… así que si te apetece intoxicarte con el humo de un incendio, intenta no ser el quinto.

blog ¿bipolar?

bipolar

bueno, este blog que nadie lee, sin embargo ha recibido una mención, el «premio bipolar».

Como uno es de natural humilde, estuve tentado de rechazarlo, pero por llegar de donde llega y por la fascinante asociación de ideas que acompaña al título en si, lo acepto humildemente en este mismo momento, que supone el punto más álgido de mi alegría, justo antes de comenzar la inevitable cuesta hacia mi otro estado de ánimo habitual.

Y ahora, siguiendo el rito establecido por las bases del premio, declaro que:

1. Este premio se otorga a los blogs que por su contenido, imagenes, relatos, escritos…, cuando los lees tus emociones cobran vida propia.

2. Debo agradecer y agradezco a Marisa de «Cuéntame al oido» el inmerecido galardón.

3. Coloco el galardón en lugar visible (la píldora que falta me la he tomado yo).

4. Cuando encuentre otro blog merecedor de la ristra de píldoras, se lo encasquetaré.

muertos con solera I

primera de «nosecuantas» batallitas dedicadas a fallecidos ilustres famosos o no, y de distintas épocas, pero que han marcado alguna diferencia, en el capítulo de hoy, el mendigo que ayudó a ganar la segunda guerra mundial…

Corría el año 1943 y los planes de invasión del viejo continente por parte de los aliados estaban muy avanzados (llevaban más de dos años preparándola). Los alemanes fortificaban los dos puntos de acceso posibles, que se presumía podían ser las playas de Calais, la zona más próxima del continente a Inglaterra, e Italia en la parte sur del frente.

Patton, el general norteamericano famoso por sus ataques de ira, posiblemente fruto de su genética, de su crianza, de su temperamento y de las frecuentes caídas del corcel como oficial de caballería (carros de combate), había protagonizado otro de sus sonoros incidentes al golpear a un soldado convaleciente mientras visitaba un hospital británico para heridos de guerra, y había caído en desgracia (de hecho, tras el incidente, hubo de pedir perdón públicamente al ejército británico y después servir de marioneta en varias actuaciones para otro general, el comandante supremo aliado, general Eisenhower, el único con paciencia, tacto y diplomacia para domar al iracundo general).

Su primera función fue la de ponerse al frente de la «Operación Fortitude», un ejército imaginario, de barracones, aviones y tanques de madera que motivó que los servicios de espionaje alemanes supusieran un ataque doble, tanto por Noruega por el norte, como por Calais… mientras el grueso del ejército aliado navegaría 10 horas más hasta lograr desembarcar finalmente en las playas de Normandía, más al sur.

avioncete de madera

tanque de idem

Resuelto el engaño por el norte, faltaba aún desconcertar al enemigo por lo que se refería al asalto desde el sur, así que el 24 de abril de 1943, un submarino británico que llevaba varios días oculto en el estrecho de Gibraltar estudiando las mareas, lanzó al mar un cuerpo que unas horas después sería convenientemente arrastrado por la corriente frente a las costas de Huelva, donde fue recogido por un pescador.

El cuerpo era el de un mayor del ejército de su majestad… el oficial William Martin, perfectamente vestido de civil, con su documentación en regla, una foto de su prometida en la cartera, un recibo de 57 libras por la compra de un anillo de compromiso en el bolsillo, un papel con varios números de teléfono anotados, dos billetes de autobús… y esposada a su muñeca, una cartera de mano con documentos oficiales.

El hallazgo fue notificado de inmediato por las autoridades españolas al consulado británico, y éste, tras confirmar que un avión había desaparecido en la zona con un militar de alta graduación en su interior, solicitó de los primeros que con la máxima discreción y celeridad, les fuera devuelta la valija del fallecido, lo que se hizo no sin antes abrirla y comunicar a los nazis el jugoso contenido de su interior, lo cual pudo ser verificado en Londres tras inspeccionar la cartera.

Los documentos indicaban los planes de invasión por Grecia del ejército aliado, y Patton, que aún seguía representando su papel, corroboró la noticia, al ser visto en aquellas latitudes, lo que dio más credibilidad a la información. Todo esto motivó el repliegue inmediato del grueso de las tropas alemanas de Italia, y su despliegue en Grecia.

Hoy en día, en el cementerio de La Soledad en Huelva, la tumba número 14 del Sector San Marcos, guarda los restos de un británico cuya lápida reza:

«Mayor William Martin

29/03/07-24/04/43

Amado hijo de John Glyndwyr Martin y de la fallecida Antonia Martin de Cardiff, Gales

<Dulce et decorum est pro patria morir> (es dulce y honroso morir por la patria)»

y un poco más abajo, más reciente, la siguiente inscripción:

«Glyndwyr Michael sirvió como el Mayor William Martin en la Royal Navy».

El señor Glyndwyr Michael era un mendigo que falleció dos veces, la primera en Inglaterra, fruto de una bronconeumonía… tras afeitarle, cortarle el pelo y vestirle, le hicieron fotos para su documentación, y le enviaron a realizar la misión «de su vida».

Como anécdota añadir que a su funeral su «prometida» le hizo llegar una corona de flores, pero que durante muchos años tras su muerte, una residente de Huelva llamada Isabel Naylor, hija de un ciudadano inglés y una cartagenera, no dejó de poner flores frescas en su tumba sabiendo que tras la sencilla inscripción, se ocultaba la verdad de un héroe que, sin querer, cambió el rumbo de la segunda guerra mundial… tanta perseverancia fue recompensada por Isabel II en 2002, cuando otorgó a la buena mujer de 75 años, la Orden del Imperio Británico por cuidar con mimo… al hombre que nunca existió.

P.D. Patton, que poco después de terminar la guerra seguía tocándole las narices a sus mandos con su verborrea (llegó a comparar a los políticos norteamericanos con los nazis, y abogaba por continuar la guerra para terminar con los comunistas), fue nombrado administrador de una parte de la alemania recién conquistada, y poco después moriría mientras ejercía su función, en un absurdo accidente de tráfico.

un añito más

y ya son 00101010… y yo que pensaba que emulando a mis hermanos moriría joven y tendría un bonito cadáver…

Toda una vida intentando aprender, aunque ahora se que descubrirse a uno mismo implica que aunque vas avanzando, más de una vez te toca volver  al comienzo de algún capítulo, cuando creías que ya te lo sabías de memoria.

«siempre decían que cuando fuera mayor lo entendería todo… pues bien, así fue, aprendí algo de aquellos dos hombres, aprendí a dar y a recibir amor incondicionalmente. Uno debe aceptar a los demás tal y como son. Y aprendí la lección más importante de todas, no hay cosa más triste en la vida que el talento malgastado… las decisiones que uno tome determinan su futuro para siempre»

El pequeño aprendiz de mafioso de «Una historia del Bronx»

Yo, mientras tanto… aún sigo sin entender algunas cosas… quizás el año que viene…

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