cortando huevos se aprende a capar

Un día mi hermana mayor me comentó que cuando era niño y vivíamos en un piso de estudiantes en Gerona, para dormirme rechazaba los clásicos cuentos infantiles y pedía «el del niño que se cae de un árbol y se hace sangre»… con eso y con todo, las agujas siempre me han causado un gran respeto, o como suelo decir, no es que el mio sea un gran pellejo, pero es todo mio y me ha de durar toda la vida.

Ayer le estropee la comida a varios amigos contándoles lo que estoy viendo en las prácticas, y aunque cansado, estoy disfrutando con todo lo que estoy haciendo en la planta; necesitaba verificar por mi mismo que el sueño de hacer enfermería no tropezaría finalmente con la crudeza de atender a seres reales, de carne y hueso, que sufren y que están totalmente indefensos.

Creo que tengo mucha suerte por estar en mi primera rotación donde estoy, ya que tanto la enfermera como la auxiliar a las que estoy asignado, son fabulosas, están ambas en un turno fijo de mañana, y forman un buen equipo; cuando alguien me pide algo, la primera saca las uñas, pone voz de falsete y dice algo así como «este es mio, mucho cuidadín y déjadmelo en paz», y yo, encantado de ser un alumno objeto, me pego a ella como una lapa y no digo que no a nada, que cuanto más pueda experimentar ahora, con la seguridad que da estar bajo la supervisión de alguien competente, infinitamente mejor para cuando tenga que volar solo.

«Mi paciente», con quien no he podido cruzar una sola palabra, tiene una traqueotomía, nutrición enteral, sonda vesical, múltiples UPP, edema generalizado, y es totalmente dependiente… pero hoy, después de asearle, hacerle los patucos, aspirarle las secreciones, cambiar la botella y cebar la bomba, curar las úlceras y realizarle sus cambios posturales, volví a dedicarle unas palabras de aliento pronunciando su nombre mientras le acariciaba la cabeza… y por un momento me miró directamente… se que está prisionero de su cuerpo, pero su esencia permanece… hoy más que nunca, vuelvo a comprometerme con mi sueño de ser algún día enfermero.

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Y ahora, los minutos musicales frikis patrocinados por mi amigo fidojones, el que jamás lee este blog, pero que no para de sugerir enlaces de interés.

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