he roto un vaso

después de beber un sorbo de agua. Simplemente fui a ponerlo en el fregadero, y el golpe seco contra el borde bastó para que se hiciera añicos.

De repente me sorprendo dándole una importancia desmesurada, y me doy cuenta de que mi infancia secuestrada y los años de vivir en soledad me han vuelto maniático e injusto… simplemente he roto un vaso, y no me pasaba hace muchos meses, porque sencillamente apenas los uso; en una casa llena de vida las cosas se rompen, pero hasta los vasos, antes de hacerlo, tienen la oportunidad de servir para lo que fueron creados, dejarse besar por unos labios sedientos… creo que después de todo, el peor drama para mi vajilla es el de no correr nunca ningún riesgo.

De repente he sentido una necesidad que no conocía, y conduzco despacio hasta la Orotava, no llevo flores, porque no las necesitamos; solo quería deciros que aún sigo aquí, que lamento no saber hasta qué punto éramos/somos/seríamos iguales, que muchas veces pienso en vosotros, y que aunque con los años puedo contar nuestra historia como si se tratara del argumento de una película de ficción o de algo ajeno, y que he aprendido a poner cara de poker… aunque he perdonado… aún os necesito.

Los comentarios están cerrados.

This site is protected by WP-CopyRightPro