carta (I)

lluvia.jpg

Quizás es por el tiempo, sin sol, ventoso, frío, pero hoy no he sido buena compañía, te he añorado como nunca.

Me preguntas cómo es posible que me quieras tanto sin conocerme, yo me pregunto cómo es posible añorar tu presencia sin haberte visto. Estoy huérfano de tu persona, de tu piel, de tus caricias, de tus susurros… y es cruel, porque no puedo encontrar consuelo tan siquiera rebuscando entre los recuerdos.

Te juro que antes me replegaba en mi mismo y acallaba hasta los instintos más primarios, pero ahora me resulta imposible; me has despertado como quien antes rechazaba la comida, y al bajarle la fiebre, tiene un hambre feroz. Me dices que no le diga a quien tenga enfrente lo que te diría a ti… si lo hiciera, no dormiría solo esta noche…, si por un instante te imaginara delante y hablase, se que no dormiría solo esta noche, pero vuelvo a la realidad y esa persona no eres tú, en un parpadeo incrédulo has desaparecido y no estás, aunque te sigo sintiendo muy dentro, así que me trago dolorosamente las palabras, y sigo añorando el roce de una piel, sabiendo que estoy preso, que solo podré saciarme en ti.

A veces me da miedo que pueda hacerme transparente y alguien detecte la urgencia de mi deseo, la falta del otro, la necesidad de una caricia… por eso, temprano, me repliego hacia el cuarto, ya no estoy para un último café con el que celebrar que aún es domingo, solo quiero que el sueño me libere, y le arañe unas horas al tiempo que me resta para verte.

Si hoy estuvieras conmigo, sólo te querría para mi.

Deja un comentario

This site is protected by WP-CopyRightPro