derecho a…

«… ser cuidado por personas solícitas, sensibles y competentes, que intenten comprender mis necesidades y que sean capaces de obtener satisfacción por el hecho de ayudarme a afrontar mi muerte» (derechos de los moribundos -Amelia J. Barbus, Wayne State University Detroit-).

Es un bonito deseo final para la última clase de Ciencias de la Conducta, y por eso lo pongo.

Bueno, la asignatura en si ha sido bastante provechosa, y no, no hace falta ser un lince para comprender que mi interés por el tema, que ya me llevó a estudiarlo en el pasado, es más un intento de comprender mis propias reacciones y de vencer mis propios fantasmas, que otra cosa… pero bueno, aquí el que más o el que menos, lleva su lastre en la mochila, y ya hace bastante tiempo que se de la pata que yo cojeo (lo cual en si mismo no es que sea particularmente liberador).

Sospechaba desde hace años, que un cierto grado de bendita ignorancia resulta más que conveniente en ocasiones, y constato que con personalidades como la mía, saber demasiado únicamente es positivo en tanto en cuanto sea capaz de proyectar buenos cuidados a los demás… en mi caso, es harina de otro costal, cuanto más se, peor llevo mis propios procesos, así que eso de que la verdad os hará libres, habría que apostillarlo con un «adaptándola a la realidad y capacidades cognoscitivas de cada cual» (pues menuda sorpresa).

Enfins, que estoy un poco hasta los webs de todo, y con mi particular síndrome premenstrual pre-examen (SPMPE), así que procuremos llevarnos bien.

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