otro día raruno

Pero con final feliz… ha sido mi última rotación por nido, y esta vez, el chorro a presión de meconio le tocó a una infeliz auxiliar que no es fija del servicio, y que durante unos segundos se quedó mirando incrédula su antes impoluto uniforme, mientras la manguera humana que la había regado y abonado, pataleaba feliz entre gorgogeos y pedos de satisfacción… fue tal la intensidad de la descarga, que cuando hubo que consignar en la plantilla de incidencias el tipo de defecación, hubo quién sugirió que se escribiese «propulsión a chorro».

Por una vez fui yo el que reaccionó primero, y entre palmaditas de consuelo en la espalda (lo único «tocable» que le quedaba), le sugerí que fuera a pedir un uniforme prestado a quirófano mientras yo arreglaba el desaguisado, y como no me fiaba un pelo del infante, le limpié poniéndole una gasita en el pene que se humedeció de inmediato, lo que me demostró que no hay una sin dos, y que más vale prevenir que lamentar.

Sorpresivamente HOY han puesto las notas de MQ, y he aprobado… además, como es viernes, estaba eufórico, y como cierto compañero ha estado tooooda la semana porculizando con sus hazañas en medicina interna, no he tenido más remedio que restregarle por los morros las decimillas de diferencia para igualar un poco el marcador (luego nos fuimos a comer a un self-service, y se volvió a picar pensando que podría comer más que yo, pero afortunadamente para él, cuando me aposté con la comida, no supe poner mi habitual cara de poker, y consideró, acertadamente, que soy lo suficientemente inmaduro como para comer, vomitar y volver a llenarme la panza, con lo que no apostó… y eso «nos» salvó de una visita segura a urgencias).

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