esas cosas que pasan
pues ayer cuando tendi la lavadora, volví a encontrarme un calcetín sin su pareja, pero esta vez, el misterio tenía sentido.
El día que andaba yo de culo (literalmente) por culpa del esguince, me improvisé un vendaje funcional, quedándome con el dichoso calcetín en las manos, así que se me ocurrió guardarlo en un guante de los que suelo llevar en el bolsillo; un rato después, ayudé asistiendo en una punción lumbar, y al terminar, una de las doctoras pidió «algo» para llevarse ella misma las pinzas usadas a esterilización, y la enfermera que pululaba por allí, pilló lo primero que tenía a mano… el guante que sobresalía de mi bolsillo.
Pasó un buen rato hasta que me di cuenta de lo que había pasado, así que salí disparado -todo lo disparado que se puede ir cuando vas casi a la pata coja- hacia el control, donde ya únicamente estaba una de las dos doctoras, y le pregunté por el guante… la pobre no llegaba a comprender el alcance del tema, y solo acertó a decir «¿el guante?… ya se lo han llevado a esterilización… ¿por?»… me callé, me parecía una historia un tanto inverosímil de contar.
En esterilización se habrán quedado a cuadros.