sabadete
esta mañana no sabía si alegrarme o cabrearme; al parecer, la vecina del piso de arriba ha decidido después de un mes y pico, arreglar la tubería que tenía rota y me había mojado la casa, así que aunque estaba decidido a dormir todo lo que pudiera, un poco antes de las 9 de la mañana, resultó imposible… por lo menos ya podré llamar a la aseguradora para que venga a arreglarme los desperfectos de una vez.
También, como es mi costumbre, he ido a ver a mi madre, pero saliendo un par de horas antes, para poder estudiar en una cafetería próxima a su casa. Es algo que últimamente suelo hacer los sábados, ya que lejos de casa y del ordenador, me cuesta menos concentrarme… después de comer, visita al Alcampo y vuelta a estudiar aquí.
Creo que en los últimos dos años, la única vez que he cocinado en casa, fue el día de mi cumpleaños, en agosto, cuando invité a unos amigos a probar mis pimientos rellenos con arroz… de resto, en la nevera tengo un botecillo de salsa agridulce, sobras de algún pedido al chino, media botella de miel de palma, y hasta que contraté a Iliana para que me ayudara con las tareas domésticas una vez en semana, una lechuga que llevaba más tiempo en la nevera, de lo que duran muchos matrimonios actualmente… hasta que un día desapareció, así que Iliana, después de todo, no usa sólo la nevera para guardar el batido que trae para tomar a media mañana, sino que también se atreve con la microfauna que seguro había colonizado el cajón de las verduras. Como es una mujer que no se calla nada, ya es la tercera o cuarta vez que me critica por no tener nada comestible por casa, así que no se cómo se tomará el lunes, abrirla y ver que hay 24 cervezas (23, me estoy tomando una ahora mismo).
Resumiendo, mi compra de Alcampo ha consistido en unas pilas recargables, lejía, papel higiénico, 24 cervezas, 15 litros de agua, 4 sopas de sobre, 6 latas de atún y unas alfombrillas nuevas para el coche… menudo panorama.