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aprendiendo a gestionar el tiempo

así estoy desde el viernes pasado, de vacaciones y dándome unas sobredosis de portafolio, apuntes de MQ y series de TV, que ni yo me lo creo.

De la mano de un amigo bastante friki, he descubierto «Monk», la vida de un detective privado con TOC (no es para tirar cohetes)… de otro que apuesta sin arriesgar demasiado «Heroes», que no está mal, pero tarda una barbaridad en descargarse, y a mi juicio, un poco lenta… la mejor de todas, y recomendada sin duda, «True Blood», que se desarrolla en la américa sureña profunda… resulta ser que los japoneses han descubierto finalmente la forma de hacer sangre artificial, y eso hace que los vampiros apuesten por integrarse socialmente… se mezcla la temática de los vampiros, con el despertar sexual de la protagonista (que tiene la capacidad de leer los pensamientos de los demás), bastante sexo implícito, las falsas apariencias y los pecados ocultos de un pueblo asfixiante, y mucho sentido del humor, ¡RECOMENDADA!.

Si os apetece, podéis descargar o ver directamente los 12 capítulos de la primera temporada AQUÍ.

Eso sí, si lo hacéis, apagad el móvil y desconectad el teléfono, engancha mucho.

mea_burro

y eso, dado que hay que estudiar, y que estoy repasando el grupo de los fármacos diuréticos, va bien.

Hoy acompaño esta reflexión con una canción de la película «El rey de California»… no se si es una peli ligera que se les ha ido de las manos y deja ver algo más, algo que pretendía ser más y se quedó en peli ligera o, seguramente, que mi propio estado de ánimo influyó positivamente… el caso es que me ha parecido una bonita historia de hijos y padres, de niños que dejan de serlo pronto, de padres que parecen nacidos para fracasar, de infancias llenas de historias fantásticas que al llegar a la escuela las cuentas y te buscan problemas, de sueños rotos, de amores empeñados, de no poder decir «papá», de chinos corriendo por la playa en calzoncillos ¿¿??… bueno, que si queréis verla, ya sabéis, a poneros el parche en el ojo…


Summer Breeze – Seals & Croft

¡se me había olvidao!

… es lo que tiene vivir al margen de la realidad…, no volverá a suceder

forges-dia-de-la-mujer… aunque con retraso, felicidades a todas ellas


More Than A Woman – The Bee Gees

y para los que enarbolan la bandera de la bisoñez como cualidad única, los que abominan de todo lo que les suena rancio y gustan menos de las voces de falsete de los anteriores a favor de la voz inmadura de los niñatos «pose» subproducto de la industria discográfica, la versión actual…


More Than A Woman, – 911

llamadme carca… pero no hay color (sin «acritú») 😛

idilio

Creo que cuando alguien se toma la molestia de escribir algo, vale la pena leérselo, y para mi, la simple posesión de un libro, me parece algo casi mágico, una posibilidad de evadirme, de ponerme en la piel de otros y, con suerte, de aprender cosas divirtiéndome o de reflexionar.

Hace unos pocos días he vuelto a reencontrarme con el placer que supone leer por leer, no necesariamente libros técnicos o de texto, que es prácticamente lo único que vengo husmeando desde hace años… antes me enfrascaba con las novelitas de ciencia ficción o los bestseller heredados de mis hermanos, e impepinablemente se me iban las horas, porque soy un obsesivo de los que una vez comenzada la lectura, no puede parar hasta llegar al final.

No soy muy amigo de las cosas de segunda mano, pero con los libros siempre he hecho una excepción… no hay mejor tributo para un libro, que ser manoseado por mucha gente, y por eso soy de los que prestan (la mayoría no vuelven), y de los que piden (siempre vuelven a su dueño en perfectas condiciones y con rapidez), y cuando puedo, me voy al rastro buscando algo de lectura a precios razonables… me encantan esos cantos amarillentos de los libros cuidados, son como la expresión de la madurez de las personas, que además de las historias que anuncian en su portada, tienen también muchas más vividas de tanto rodar y rodar de mano en mano.

El caso es que ayer me llevé una agradable sorpresa cuando cargando con dos novelas, me tropiezo con un libro al que pensaba hincarle el diente en breve, «urgencias en enfermería (DAE)», de la misma colección que los últimos que llegaron hace poco a casa, así que sin mostrar demasiado interés, se lo quité de las manos al vendedor por un precio más que razonable, y hoy me he dedicado todo el día a hojearlo. Estoy contento, me parece un compendio completísimo sobre las diferentes situaciones de urgencia que se pueden presentar, separadas por patologías específicas, con explicaciones sobre el desarrollo, pautas de actuación, medicación habitual, y el apoyo gráfico necesario para entender los aspectos más farragosos dedicados a las técnicas… este ya se ha ganado un puestecillo de honor en mi librería.

Y ahora me vuelvo a leer, que en lo poco que queda de Carnavales antes de comenzar de nuevo las clases, pienso devorar dos novelitas que tienen muy buena pinta.

ya tengo moto de new

estoy tan contento, que no me importó que lloviera a cántaros al ir a buscarla, ni que, por olvidar mi casco en casa, me tuvieran que dejar uno que parecía un orinal (y olía como tal).
vomitar

de resto, poco más, vivo de espaldas al Carnaval viendo pelis como un poseso, saliendo de S/C todo lo que puedo, adelantando algunas cosillas de clase, y quizás lo más destacable, haciéndole unas curas a un amigo y documentándolas por si más adelante procede publicar algo al respecto… estoy contento porque en planta suelen pasar dos cosas, la primera, que nunca terminas de ver el fruto de tu trabajo, ya que los pacientes suelen irse y terminar sus curas en casa o en AP, la segunda es que no es infrecuente que sigas una línea de trabajo, y en otro turno, a alguien le de por simplificar el concepto de cura en ambiente húmedo, y volverse al betadine, con lo que es imposible comprobar los resultados de un trabajo concienzudo… el caso es que mi amigo cicatriza fatal y las dos primeras curas se las hizo él mismo siguiendo las indicaciones del médico (betadine y al aire), con lo que cuando yo le pillé, cualquier parecido a un buen tejido de granulación era pura coincidencia… no obstante, creo que se ha podido reconducir la situación bastante bien… ya veremos los resultados al final, esto es como un bonito romance, lleva su tiempo.

Mientras, ahora me viene a la mente la canción Stuck in the middle with you que sonaba en Reservoir Dogs, la primera película de Quentin Tarantino


Stuck In The Middle With You – Stealers Wheel

vaya corte amigo…

este comentario y la réplica no tienen desperdicio… leed, leed (aquí la fuente original)

201

mensajes en el blog, y actualizado a la ultima versión de WordPress… po fale, po malegro


Free Fallin – Tom Petty & The Heartbreakers

se me pega

la mala leche, lo noto, y no me gusta.

Todas las personas tenemos nuestro demonio particular, y yo no soy una excepción. A mi demonio me ha costado media vida «domesticarlo», pero en determinadas ocasiones, particularmente cuando estoy en un nivel de estrés máximo, asoma las garras, y hay veces que cuando me doy cuenta y vuelvo a cerrar la puerta de la jaula, el mal ya está hecho…

Eso me sucedió el domingo, cuando estaba en una terraza con dos amigos, mientras observaba a un hombre mayor, de unos 70 años, con tos perruna y tirando de cigarrito, mientras hablaba con una chica de otra mesa, Síndrome de Down, que le preguntaba si «estaba acatarrado», ya que el hombre no dejaba de toser y toser lastimosamente sin parar.

El caso es que él le decía que le habían dicho que tenía «noseque en los pulmones ostructivo», pero que eso debía ser una trola, ya que llevaba así como 20 años, y que de hecho fumaba desde hacía más de 40 años (añadió que en sus mejores tiempos hasta 4 cajetillas ¿¿??)… una negación como una casa, vamos.

Pasaron los minutos y el hombre se acerca a mi mesa para pedirme un cigarrillo, y en vez de callarme y dárselo, que es lo que debería hacer, no se me ocurre más que decirle «¿le suena la palabra EPOC?»… él asiente mientras saca el cigarro de la caja, e insiste en que lleva mucho tiempo con eso, y que lo del tabaco son tonterías y toda su negación; así que capullo de mi, totalmente fuera de contexto, sin que nadie me invitara y encima enarbolando mi propio cigarrillo, no se me ocurre otra cosa más que darle una lección magistral, explicándole el significado del término, añadiendo que la «C» es de «crónica», que por eso llevaba 20 años diagnosticado, y que además de ser algo muy serio, se agravaba con cada cigarrillo.

Y digo que todo esto ha sido fuera de contexto y digo que soy una mala bestia, y digo que tengo que sacudirme a toda costa ese sentimiento de paternalismo más propio de «Diostor» que de persona cabal, porque debí imaginar que acto seguido, el tipo lejos de asentir consternado, hacer acto de constricción y agradecer la gratuita e innecesaria charla, volvió a la carga con su negación, lo que me enojó primero, y luego, cuando apostilló «total, esto no me va a matar», me hizo bajar la guardia y sacar a la bestia.

Le contesté con un irónico «este quizás no, pero que se retorcerá por conseguir arañar una bocanada de aire que no logrará llevar a sus pulmones hasta que, llegado ese día, morirá asfixiado… eso es seguro», y como mi bestia lo es en grado mayúsculo, lo rematé con un «¿le doy fuego o tiene mechero?», todo lo cual hizo que mis acompañantes se taparan la boca de la risa… pero desde que la última sílaba salió de mi boca, yo ya sabía que el recuerdo de esa charla me acompañaría mucho tiempo, y no a modo de anécdota graciosa, sino como una acción vergonzosa de la que habría de arrepentirme.

Lo reconozco, siempre me ha molestado el rollo paternalista de la práctica, siempre he creido (y creo firmemente), que inspirar miedo es el último recurso a utilizar, y únicamente en dosis muy controladas, cuando el otro carece de la más mínima percepción de peligro… pero joder, no he nacido ayer… tendría que haber sabido controlarme y no volcar mi frustración como lo hice.

Bien, quede constancia de ello, aquí lo dejo escrito, con el firme propósito de no volver a dejarme llevar; no hablamos de razones, sino de resultados, debería haber estado por encima de la situación.

pared21

La próxima vez, debería quejarme de que nos convoquen a un seminario un sábado, y nos tengan esperando una hora, hasta que nos dicen que seguridad no tiene constancia de que se tenga que abrir la escuela, y nos tengamos que volver a casa y recuperar el día más adelante… que nos citen a las 15,30 para un seminario, que éste empiece casi 45 minutos tarde, y que yo me pierda la cita del dentista que tenía concertada hace dos meses… que vayamos a un examen a la hora convenida, el responsable llegue más de media hora tarde, y encima nos reste el tiempo… que se nos insista en que es una buena práctica higiénico-sanitaria fomentar entre nuestros pacientes lavarse las manos antes y después de orinar, y que deberíamos practicar con el ejemplo, y que nunca nunca nunca haya ni jabón ni papel para secarse las manos en nuestro baño… etc etc etc


Ironic – Sarah Whitfield

remember

nací en pleno conflicto de Vietnam, mis hermanos y hermanas mayores pudieron evadirse y rebelarse fumando marihuana y siendo felizmente promíscuos; otros, optaban por el sacerdocio más comprometido y obrero, y luego terminaron colgando los hábitos… mientras tanto yo, que antes de nacer ya confundía los latidos del corazón de mi madre con el sonido de las bombas que retumbaban en el telediario, lejos de formar parte de la generación de la paz, solo pude acertar a abrir los ojos, para verme cegado por un mundo en llamas.

Antes, como ahora, cargados de pasión, rezumando los oídos de discursos patrióticos, y envueltos en banderas de honor y plásticos negros, otra generación se lanzaba gritando de rabia y miedo a las trincheras, mientras por los altavoces atronaba esta música.


For What Its Worth – Buffalo Springfield


Break on Through (To the Other Side) – The Doors


Chapel of Love – The Dixie Cups


Wooly Bully – Sam The Sham


Surfin Bird – The Trashmen

sabadete

esta mañana no sabía si alegrarme o cabrearme; al parecer, la vecina del piso de arriba ha decidido después de un mes y pico, arreglar la tubería que tenía rota y me había mojado la casa, así que aunque estaba decidido a dormir todo lo que pudiera, un poco antes de las 9 de la mañana, resultó imposible… por lo menos ya podré llamar a la aseguradora para que venga a arreglarme los desperfectos de una vez.

También, como es mi costumbre, he ido a ver a mi madre, pero saliendo un par de horas antes, para poder estudiar en una cafetería próxima a su casa. Es algo que últimamente suelo hacer los sábados, ya que lejos de casa y del ordenador, me cuesta menos concentrarme… después de comer, visita al Alcampo y vuelta a estudiar aquí.

Creo que en los últimos dos años, la única vez que he cocinado en casa, fue el día de mi cumpleaños, en agosto, cuando invité a unos amigos a probar mis pimientos rellenos con arroz… de resto, en la nevera tengo un botecillo de salsa agridulce, sobras de algún pedido al chino, media botella de miel de palma, y hasta que contraté a Iliana para que me ayudara con las tareas domésticas una vez en semana, una lechuga que llevaba más tiempo en la nevera, de lo que duran muchos matrimonios actualmente… hasta que un día desapareció, así que Iliana, después de todo, no usa sólo la nevera para guardar el batido que trae para tomar a media mañana, sino que también se atreve con la microfauna que seguro había colonizado el cajón de las verduras. Como es una mujer que no se calla nada, ya es la tercera o cuarta vez que me critica por no tener nada comestible por casa, así que no se cómo se tomará el lunes, abrirla y ver que hay 24 cervezas (23, me estoy tomando una ahora mismo).

Resumiendo, mi compra de Alcampo ha consistido en unas pilas recargables, lejía, papel higiénico, 24 cervezas, 15 litros de agua, 4 sopas de sobre, 6 latas de atún y unas alfombrillas nuevas para el coche… menudo panorama.


Todo Cambió – Camila

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