increible pero cierto

Andaba yo esta mañana tomando constantes, cuando escucho la siguiente noticia en la tele de una de las pacientes….

«Una clínica privada suprime a sus enfermeras un complemento salarial por negarse a llevar un uniforme que vulnera la Ley de Igualdad»
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Al parecer la clínica «San Rafael» de Cádiz, ha retirado a una decena de sus empleadas el plus de productividad por no acudir al trabajo con el uniforme diseñado para el personal femenino, y que según ellas, «se compone de una falda, cada vez más corta, y un escote, cada vez más pronunciado, que nos hace sentimos como objetos decorativos. A la hora de trabajar no tenemos libertad de movimientos, no podemos agacharnos para atender a los pacientes que están encamados, o tenemos que exponer nuestro cuerpo para hacer nuestro trabajo». Las empleadas cuestionan también que como castigo se les retire un plus salarial cuyo concepto nada tiene que ver con el vestuario.

Se da la circunstancia de que dicha clínica pertenece al grupo «Clínicas Pascual», que cuenta con hasta seis clínicas prestando sus servicios de manera concertada con la Junta de Andalucía.

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Resulta complicado redactar una opinión personal, habida cuenta de la tradicional explotación sexual que del rol de la enfermera, se hace desde múltiples frentes, con la connivencia muchas veces descarada, hasta de los mismos profesionales masculinos que forman parte de los equipos asistenciales (las malas costumbres se resisten a desaparecer).

Sin que quepa la más mínima duda de que el que suscribe es un rendido admirador de la belleza en general, y de la femenina en particular, declaro que al margen de edades, complexiones, índices de masa corporal o atuendos más o menos ceñidos, no he visto mayor belleza entre la multitud de féminas que me rodean cada día, que su revoloteo incansable de habitación en habitación, tratando a cada paciente por su nombre, consolando a los unos, medicando a los otros, ayudándoles a superar cualquier necesidad -por muy compleja que fuera (y mira que las hay complejas)-… y siempre con la mejor disposición, siempre con una palabra amable, sin ahorrar ni un ápice de humanidad.

Mujeres jóvenes, mujeres mayores, mujeres con pies de acero, que no paran, que tienen mil manos y una más, mujeres de memoria prodigiosa, mujeres que hablan al vuelo entre carrera y carrera por el pasillo, que se ayudan, que se coordinan como una maquinaria perfecta, mujeres que se juegan la salud cada día, tanto por el nivel de estrés, como por las patologías de sus pacientes… sin una queja, orgullosas, sabedoras de que con su labor se ganan cada día entre los usuarios el lugar que les corresponde, ni a la sombra de nadie, ni como objetos de deseo de portada de revista.

Si, soy un rendido admirador de la belleza femenina… porque la belleza femenina es mucho más que un culo y unas tetas… ahora solo falta que algunos tomen nota.

Hay mil y una formas de perpetuar los prejuicios sexistas, y a las multinacionales, debería darles vergüenza aplicar un doble rasero, en Europa políticamente correctos, en otros continentes, desmarcándose con cosas como estas… lo dicho, cuesta mucho abandonar las malas costumbres.

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