Archivo de enero de 2009

viernes

El lunes se abre el plazo de inscripción en el curso sobre cuidados paliativos

El próximo lunes, 19 de enero, se abre el periodo de inscripción en el curso “Cuidados Paliativos: la atención integral al enfermo en fase terminal y a sus familiares”, que se dinamizará del 2 al 6 de febrero, de 17:00 a 21:00 horas, en la Sala CICCA de Arrecife.

Se trata de una actividad docente más del Programa Oficial de Extensión Universitaria de Lanzarote 2009, organizada por el Vicerrectorado de Estudiantes y Extensión Universitaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), en colaboración con el área de Educación y Cultura del Cabildo de Lanzarote.

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Que suerte, Marcos Gómez Sancho, un reputadísimo especialista en estas cuestiones, da un curso aquí, en su tierra, y bien cerquita… quién fuera ya enfermero para sacarle el juguillo al curso… (los que podáis, aprovechad).

Han puesto las notas de Médico Quirúrgica ¡aprobado! 😀

Y final de la primera de las tres semanas en la planta… muy bien, balance positivo, pero cansado eso sí… más por cuestiones personales, que por el propio trabajo; el domingo antes de empezar, el agridulce de que se terminaban las vacaciones, con lo que dormí mal, y así he ido arrastrando el cansancio (el miércoles cené a lo bestia, y tampoco pegué ojo), así que hoy estoy CANSADO en mayúsculas, pero contento.

Cuando empecé en esto, casi que pensaba en el día que terminara… y no es que no me apetezca, pero no se, quizás por primera vez en mi vida, estoy saboreando las cosas por el puro placer de su disfrute… no es que no tenga ganas de terminar, es que también lo estoy disfrutando, y no deja de darme un poco de nosequé -si alguien lo entiende, que me lo explique-.

hoy uno de mis fieles lectores reconocidos (Cristo), no me ha mirado mal en el vestuario, luego no ha leído aún mi post morbosillo de ayer, por lo que anticipando que mañana pondrá esa cara de «tío, estás fatal, pero fatal de verdad, que te vean eso que no es normal…», me he propuesto darle al de hoy un tono un poco más erótico/festivo, para darle definitivamente la razón.

Lo que me propongo es muy sencillo, gracias al descubrimiento de la serie que os comentaba el otro día, así que en esta ocasión, vamos a montar una cita entre MARCOS, el gay que intenta abandonar el sexo casual, y CRIS, nuestra guapa virgen, que está loca por dejar de serlo… aunque con Marcos… no se yo.

Atención a las diferentes formas de ver el asunto, y a las geniales intervenciones puntuales de los amigos, que siempre la cagan con la mejor de las intenciones:

ASÍ LO VIVIÓ CRIS

ASÍ LO VIVIÓ MARCOS

insomnio ¿se nota?… pues tochazo al canto

Hola, mi nombre es Julián, y voy a morir hoy… lo se, lo siento en los huesos, que hoy por hoy, es lo que más destaca de mi anatomía sobre la pulcra sábana blanca.

Lo se, porque he luchado y he ganado, porque la muerte ya no me asusta, porque se que ha llegado el momento de dar otro paso que, como en casi todo lo verdaderamente importante en la vida, no sabes a dónde te conducirá, y te inspira un cierto temor… pero esta vez, a diferencia de otras muchas, no estoy solo, y el amor de los que me rodean me desgarra el corazón de ternura y me insufla un valor y una determinación que, viéndome, nadie diría que poseo.

Recuerdo como si fuera ayer, cuando comencé la aventura de la enfermería e incluso antes, cuando una enfermera me decía «jamás serás un buen enfermero»; recuerdo mis prácticas y mis proyectos, y a la gente de mi alrededor «harás un buen enfermero de urgencias o de primaria, pero no te veo en planta» o «serás un buen enfermero allá donde vayas»… yo lo vivía todo como si me fuera ajeno… la verdad es que en aquel entonces el tiempo ya me había enseñado que las palabras que hieren, las que ensalzan o la indiferencia, no son más que el fruto del rencor, del optimismo o de esa manía que tenemos todos de etiquetar y dar consejos… cuando es el tiempo y la propia actitud, los que dictan las hojas de un diario que comenzamos siempre en blanco y nunca sabemos cómo acabará.

Sigo repasando rápidamente mi vida, y casi me resulta tan simple todo, que me arranca una sonrisa… bien o mal, todo se ha desarrollado como cabría esperar, aunque he sido muy afortunado. Nací en el primer mundo, y aunque mi adolescencia fue, como mi parto, un alumbramiento un tanto dramático, casi nunca pasé necesidades, al menos no esa clase de necesidad que atenaza las tripas y te muerde las entrañas… aprendiendo a amar, me hice e hice daño, y aún hoy, sigo aprendiendo cómo se hace, y dando pasos torpes en la buena y la mala dirección, pero en conclusión he amado y he sido correspondido, así que he conocido el que posiblemente sea el mejor regalo sobre la tierra.

En este momento entra mi doctora y la enfermera… no interrumpen del todo mis reflexiones, ellas son parte de mi historia, y ahora yo soy más protagonista que nunca. Mientras que la una se afana en cambiarme el suero, la otra se ha sentado en el borde de la cama, me mira y me pregunta qué tal estoy… buffff, ahora comprendo esas películas en las que el soldadito se enamora de su ángel de la guarda, me parecen tan jóvenes y tan guapas, aunque quizás de calle hubieran parecido anónimas o transparentes… me miran, y sobre todo destaco eso de ellas, sus ojos… han visto tanto como los míos, pero las mujeres tienen esa rara cualidad de sonreír con ellos antes de que el gesto llegue tan siquiera a insinuarse en sus labios… sonríen con los ojos, y se que me ven por dentro, eso me conforta, no soy solo un número de cama, no han tenido que preguntar un segundo antes en el control por mi nombre para repetirlo una y otra vez como si me conocieran de toda la vida.

He ingresado varias veces en el último año, así que me conocen y, además, hace mucho tiempo que soy «de la casa», como al personal del hospital nos gusta decir, y aunque llevo casi la mitad de mi vida cuidando y enseñando a cuidar, se que hoy me toca impartir la última y más importante lección de todas, enseñar a mis compañeros a asistirme al morir y a crecer como personas.

No se muy bien cuándo decidí que me gustaría trabajar en paliativos; posiblemente fuera el fruto de la influencia de una enfermera que transmitía pasión al hablar de las historias de sus pacientes terminales lo que me picó la curiosidad y me hizo dar un paso en ese mundo en el que nadie quiere entrar… ¿pero cómo puedes ir a trabajar sabiendo que todos o casi todos tus pacientes lejos de salir por su propio pie lo harán con los pies por delante? ¿no quema? ¡quita quita!… y precisamente esa actitud, ese miedo que en el fondo todos sentimos ante la certeza de que moriremos, me hizo ver durante las prácticas, que a la muerte rodean una serie de signos que van más allá de los físicos del propio paciente.

Los enfermos crónicos solían apagarse poco a poco, hasta que un día, los estertores presagiaban el final inminente… es esa respiración entrecortada, ese sonido tan particular que empezaba a inquietar al personal ante la inminencia de lo inevitable (que no sea en mi turno por Dios)… pero si observabas con atención, ya notabas cómo la puerta de la habitación permanecía siempre cerrada, cómo el personal entraba solo para lo imprescindible, cómo el médico, si podía, delegaba en el residente o pautaba desde la puerta dando únicamente un rápido vistazo al interior de una habitación en penumbra.

Porque la muerte, se interpreta como un fracaso, el fracaso de la medicina, el fracaso personal, la oportunidad perdida de sanar, el molesto recordatorio de que todos nos vamos de este mundo… y no como lo que es, parte misma de la vida; pero somos humanos, y eso nos hace débiles o muy fuertes, únicamente hay que aprender a sacar fuerzas de la flaqueza, y darle la vuelta a la situación.

Hoy voy a morir, lo se, lo siento en los huesos, pero aunque tengo días mejores y días peores, no me ahogo con mis flemas, no tengo estertores, se han hecho bien los deberes, y por no tener, no tengo ni una UPP … y ayer fue un buen día, me levanté al baño sin ese dolor punzante en el pecho, tomé un rato el sol en la sala de visitas (bonitas vistas al mar por cierto)… y hasta me permití comerme un poco de ese estofado que tanto me gusta y que a alguien se le ocurrió traerme en un tapper… y lo disfruté, no como la última cena del condenado a muerte, sino con el placer del que reencuentra un sabor familiar y mira con ojillos de «joder, que bueno está esto, espero que en el cielo sepan cocinar como los ángeles, porque el pabellón está muy alto».

No estoy en mi casa, pero podría haberlo estado, al fin y al cabo hace años que hay un buen equipo de primaria dedicado a los cuidados paliativos… han sido las circunstancias, porque afortunadamente fuera y (naturalmente) dentro del ámbito del hospital, hace ya tiempo que se entendió que no hay mayor indignidad, que morir con dolor, o con la puerta cerrada… y yo participé del cambio, y ahora disfruto de la recompensa… ni más ni menos que el resto.

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Hoy, aunque suene MORBOSO, no hago planes para vivir, plasmo en el papel cómo me gustaría morir, ojalá que algún día sea una realidad generalizada.

Este texto va dedicado a todos los facultativos a los que he visto enfrentarse a las decisiones de sus jefes jerárquicos, y que ganaran o perdieran la batalla… la dieron. También se lo dedico a todos los enfermeros que supieron llevar su vocación más allá de la comodidad de limitarse a acatar una orden médica, y que lejos de pensar «si yo fuera médico…» entendieron que eran lo que siempre quisieron ser, y persiguieron el mejor interés de sus pacientes. A todos ellos, a los que desterraron el concepto «placebo» de su práctica profesional. A los que asumieron que cuando un paciente dice «me duele», es que le duele. A los que entendieron que la morfina no es sinónimo de eutanasia, y siguieron formándose para aprender a dominar el arte del control de síntomas. A los que atendieron a los demás como quisieran ser atendidos ellos o se atendiera a sus seres más queridos… recordad, aún hay mucha batalla que dar, pero alguien debe darla… y la ganaremos.

deliciosamente cansado

creo que si al llegar a casa, en vez de ponerme a estudiar me hubiera tumbado en la cama, me habría quedado sopa.

Hoy todo muy bien, en vez de andar todo el día corriendo detrás de la enfermera, nos hemos coordinado y se ha sacado el trabajo, aún cuando la planta se complicó bastante.

Dos de los pacientes que ayer estaban muy mal fallecieron anoche, el uno a las 10 y el otro a las 10,30, y un tercero, que nos ha mantenido en vilo toda la mañana, no se si aguantará otras 24 horas… su compañero de habitación, también está en una situación bastante lamentable, con una sudoración profusa y unas hipoglucemias casi incompatibles con la vida, y entre delirios, repetía la frase que más he escuchado a los pacientes que están en las últimas «Ay Dios», se conforman con eso, repitiéndolo con cada respiración, como un mantra, y mientras tanto, al hacerle la cura de sus úlceras vasculares, yo pensaba que en cualquier momento, al poner la gasa entre los dedos de los pies, me podría quedar con alguno de ellos en la mano, tal era su estado de momificación, y no podía dejar de darle vueltas a que no hay mayor indignidad que morir padeciendo un dolor tan atroz.

Este año los Reyes no me han traído nada… bien es cierto que tampoco lo pedí, así que lo hago ahora:

Que el sufrimiento del otro nunca me sea ajeno.
Que en mi mano siempre esté la posibilidad de dar un poco de alivio.
Que cuando me llegue el momento, sepa que he vivido mi vida mucho y bien.


Tarde De Domingo Rara – Amaral

segundas, terceras y más oportunidades

Hoy, tras incorporarme a la nueva planta, primer incidente… al tener que administrar una cantidad inusualmente alta (brutalmente alta) de insulina a un paciente, vuelvo al control a revisar la pauta en el libro de medicación, la enfermera a la que estoy asignado me ve, me pregunta que qué hago, le comento que como nunca he puesto tantísima cantidad había vuelto para asegurarme, y me temo que ha percibido el tema como que la cuestioné, con lo que ha estado gélida el resto de la mañana. Al irnos, le he comentado que si se ha sentido ofendida no era mi intención, que al igual que yo  no soy de sacar conclusiones a las primeras de cambio, me juzgue pasado un tiempo, y que mañana será otro día, y parece que mis palabras fueron como un bálsamo.

Algún día me gustaría hacer un estudio sobre las percepciones de profesionales y alumnos, para averiguar dónde está el problema; no se si las cargas de trabajo son demasiadas para encima «aguantar a los de prácticas» , si en nuestra dignísima escuela se da tanto látigo que cuando uno termina se inclina a dar lo mismo que recibió, si es una defensa emocional frente a lo que se entiende una agresión,  si en ocasiones  tendemos al narcisismo, o simplemente se trata de un mal día.

El caso es que analizar todo esto desde la comodidad de la distancia, daría mucho juego y resultaría saludable para ambas partes, pero cuando una de las partes eres tú, e intentas no meter la pata cuando te saltan todas las alarmas, lo que menos esperas y/o deseas, es generar una respuesta contraria a tus intereses, que no son ni más ni menos, que el aprender, aprovechar el tiempo para que cuando seas tú el que tome las decisiones, no metas la pata, el mantener una actitud crítica/constructiva, y el mejor beneficio para el paciente y el servicio en el que estás destinado.

Bueno, pues dejo constancia escrita sin más ánimo que el de recordar que algún día, seré yo el que deberá demostrar que el concepto empatía es algo más que algo bonito que se estudia en la carrera.

De resto, poco que decir, una planta donde hay mucho trabajo, y los pacientes están, en una proporción bastante alta, fastidiadísimos; creo que después de todo, las grandes lecciones de la vida nos las da el sufrimiento, tanto el propio como el ajeno, así que personalmente me servirá para valorar más si cabe mi propia existencia; nadie en su sano juicio puede estar rodeado de tanto dolor, y no dar gracias cada día por un nuevo amanecer.

En otro orden de cosas, hemos tenido el examen de Inglés… si no fuera por mi patético nivel, diría que ha sido un regalito, así que confio en que fruto de «la inspiración» (¡gracias inspiración!) 😉 y de la falta de maldad docente, pueda verme libre aunque sea de un cuatrimestre de la dichosa lengua de Sheaskepeare, aunque ya tengo la vista puesta en el día 20, en el temido examen de Farma; las notas del último examen de antes de las Navidades, el de Médico, aún no están puestas.

Mi momento cine de ayer fue con la película «Cuando ella me encontró», una trajicomedia judía con una curiosa declaración de amor… ella espera a su ex-novio por fuera de la casa de éste, después de muchos problemas, dramas personales y una infidelidad, y la conversación discurre más o menos así:

el: (llegando con el coche) hola, qué tal

ella: gracias por verme.

el: estás entre mi puerta y yo, así que… es lo único que puedo hacer… ya me enteré de lo que pasó, siento haberle llamado maldito (se refiere al feto que ella perdió)

ella: al parecer lo estaba… te echo de menos… ¿y tú a mi?

el: ¿qué quieres April?

ella: quiero mirarte… durante mucho tiempo

el: ¿y qué más?

ella: existe la posibilidad de que mi vida cambie en unas horas, puede que no… o si, y antes quiero decirte dos cosas. Se lo que hice mal… a ti en particular… fui la peor de las pesadillas ¿verdad?… lo supe, incluso en ese momento

el: ¿qué más?

ella: lo volveré a hacer, lo haré, te haré daño sin parar… no así… tendrías que dejarme si te hiciera daño así… ¿si estuviéramos juntos me dejarías si lo volviera a hacer verdad?

el: si, te dejaría

ella: bien… pero te haré daño de otras formas, no será mi intención pero lo haré… y aveces si será mi intención

el: menuda oferta me haces

ella: y tú me harás daño a mi… me harás daño y seguramente cambiarás… quizás hasta me dejes después de prometerme que no lo harías

el: imposible

ella: no lo sabes

el: no lo haría

ella: … pero puedes cambiar

el: si, supongo

ella: ¿entonces?

el: ay Dios

ella: lo se, lo siento… ¿entonces?

La película es intensa, el guión escrito sin un ápice de dulzonas concesiones al romanticismo barato, jodidamente dura y deliciosamente tierna… como la vida misma. Los personajes son humanos, torpes y a la vez, maravillosos, os la recomiendo.

P.D. ADORO mi futura profesión, nunca me he sentido más vivo.

q asco de sábado

andaba yo hoy como acostumbro perdiendo invirtiendo el tiempo en mis cosas, cuando me topé con un curioso spot de televisión reclamando la abstinencia sexual.

Para que luego digan que las clases de Ética profesional no valen para nada (yo sigo defendiendo mi 10, que para algo si que cuenta en los baremos, a diferencia de otras asignaturas como el inglés, cuya nota no puntúa, ejem ejem-).

Total, que como no hablamos de educación sexual ni de prevención ni de poner los pies en el suelo, me he decidido a contraatacar, eso sí, con otro spot con un aire marcadamente gay, pero es que para estas cosas de enfrentarse a lo políticamente correcto y a los prejuicios, tienen lo que hay que tener.

Y no termino sin que sepáis que en esto de la abstinencia, también las gentes de «con pelos en la lengua«, tienen algo que decir; por lo que a mi respecta, lo único que tengo que añadir es que esta serie, nacida para internet, tardará poco en verse en TV, una muestra más de que con poco dinero se puede hacer casi cualquier cosa. Ale, ya estáis tirando de enlace para que conozcáis a los tres personajes, Marcos, Cris y Pablo, cada uno con sus problemas y sus vivencias con respecto al tema del sexo.

Enfins, que un saludo a todo el que me lee, que ayer estuve mirando las estadísticas, y aunque forzosamente silenciosos por el veto a los comentarios, no he podido dejar se sorprenderme por el número de visitas (y a acojonarme un poco también, para qué vamos a andarnos con rodeos)… no lo puedo evitar, en el fondo soy un exhibicionista algo cobarde.

duda1

mira que hay que sufrir…

enfins compañeros peludos de este mundo, recordad…

dignidad1

… así que ni puñetero caso y cuidado con los trucos de internet

Tristemente el Hospital 12 de octubre de Madrid no es únicamente noticia por la buena labor de su personal y la edición de obras tan notables como su célebre manual de medicina interna -un imprescindible para residentes y personal sanitario, que puede consultarse y bajarse de aquí-… hoy, al parecer, han asesinado en la 5ª planta a un narcotraficante, pegándole 4 tiros a bocajarro, delante del acompañante del paciente, y para horror de la enfermera que, alertada por el ruido, fue corriendo a la habitación y se encontró con el panorama.

La verdad es que visto lo visto, sabes cuándo y cómo empiezas el turno, pero no en qué condiciones… o si lo acabarás.

Para más información

esperando al día 12

pajarillos

Hace muchos muchos años, competí por el amor de una mujer frente a su amor platónico de parte del instituto y sus tres primeros años de carrera, hace unos cuantos años, cuando otra de mis pocas pero largas relaciones aún no estaba del todo definida, la chica me apareció por casa con un ramo de flores de otro de sus pretendientes (creo que miré mil veces el ramo preguntándome si debería tirarlo por la ventana o hacerme una ensalada con él) y hoy en día… estoy deseando que empiecen de nuevo las clases.

A CONTRATIEMPO – Ana Torroja

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado.

Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido…
vive de lo que tiene sepultado

Francisco Luis Bernárdez

P.D. Gracias repli, más que una fuente de inspiración, hay veces que pareces sintonizar directamente.

he vuelto

¿habéis sido buenos en mi ausencia? (espero que no).

Disgustado al ver que mi vídeo de los dos primates ha sido eliminado por youtube por cuestiones de copyright, aquí vuelvo a la carga con Mia Rose, en un vídeo creo que de 2006… habrá que seguir a esta niña y esa impresionante voz improvisando en directo.

hold me now – MiaaRose

musical1

Por cierto, esta misma mañana, por si no me había dado cuenta de que aterrizaba de nuevo en la triste realidad, me ha llegado el SMS de medicina preventiva diciéndome que ya tienen los resultados de mi analítica…

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